lunes, 18 de octubre de 2010

OPINIONES DE EXPERTOS SOBRE LOS ALMIDONES

MedLine “persorption & starch”: 
Dave Klein escrito el 14 de diciembre de 1998


“Esto es lo que dice el curso de las Ciencia de la Vida (*) acerca de los almidones:
“Mientras que los azúcares son todos solubles, el almidón crudo es insoluble. Hervirlo hace que una parte se vuelva soluble. Sin embargo, entorpece la digestión. El almidón se convierte en un disacárido en la boca, y esto se convierte en un monosacárido en el intestino”.
“El cuerpo no puede utilizar el almidón. Debe primero ser convertido en un azúcar antes de poder ser utilizado por las células. Los disacáridos y los polisacáridos son convertidos en monosacáridos en el proceso digestivo, ya que los hidratos de carbono sólo pueden ser asimilados como monosacáridos. El almidón debe ser convertido en azúcar primero, y los azúcares complejos deben convertirse primero en azúcares simples antes de ser absorbidos”.
“La saliva, que es normalmente un fluído alcalino, contiene una enzima llamada ptialina, que actúa sobre el almidón, degradándolo en maltosa, un azúcar complejo, que luego en el intestino es transformado por la maltasa y convertido en dextrosa, un azúcar simple. La acción de la ptialina sobre el almidón es preparatoria, ya que la maltasa no puede actuar sobre el almidón. Se dice que la amilasa, la enzima de la secreción pancreática que degrada los almidones, actúa sobre los almidones de manera parecida a la ptialina, de tal forma que los almidones que escapan la digestión en la boca y en el estómago pueden ser degradados en maltosa y acrodextrina, siempre y cuando no hayan fermentado antes de llegar al intestino”.



Texto de Fisiología Médica del doctor Arthur C. Guyton,

 “Lamentablemente, la mayoría de los almidones, en su estado natural, se presentan en los alimentos en pequeños glóbulos, y cada uno de los cuales tiene una delgada película protectora de celulosa. Por lo tanto, la mayoría de los almidones naturales se digieren de manera ineficiente por la acción de la ptialina a menos que se cocine la comida para destruir esta membrana protectora”.


CONCLUSION
Lo mejor es no consumir almidones o féculas de ninguna forma, ni crudos ni cocidos. No los necesitamos, y consumir estos alimentos produce un daño acumulativo. Los almidones o féculas incluyen a los cereales, las legumbres, los tubérculos y raíces, y los zapallos.
Como se mencionó anteriormente: “Los gránulos intactos de almidón pueden atravesar la pared intestinal y entrar en la circulación. Se mantienen intactos si no han sido cocinados en agua por un tiempo prolongado. Algunos de estos gránulos embolizan las arteriolas y capilares”.
Entonces esto significa que para no absorber gránulos intactos de almidón (tóxicos para el sistema), el alimento feculento debe cocinarse en agua hasta formar una masa homogénea de consistencia blanda. Sin embargo, la cocción transforma el alimento en una sustancia patológica, artificial y extraña, desordena su estructura, destruye y altera nutrientes, destruye todas las enzimas, destruye su fuerza vital, crea nuevas sustancias tóxicas, y otras cosas.
Dígale “no” a los almidones.

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